Historia de Mirador de Quetzales
Esta historia se remonta al año de 1948, cuando Eddy Serrano se casó con Leonor Obando en Cartago, lugar donde vivieron por 5 años. Por ahí del año 1950, Don Eddy Serrano cansado de ser jornalero, se aventuró a explorar las tierras altas del Cerro de la Muerte, para hacerse de una propiedad y así generar su propio trabajo. Fue así como llegó a este hermoso sitio del que se enamoró por tanta belleza natural.
Pero no fue sino hasta tres años más tarde, cuando ya tenía su propiedad, que junto a su esposa Leonor Obando, emprendió un viaje definitivo para quedarse viviendo allí. Sin embargo, la solución para que Don Eddy dejara de ser un jornalero no era esa, porque al haber llegado a un lugar donde todo era bosque, no había donde o como poder generar su propio trabajo.
Esta situación obligó a que Don Eddy tuviera que hacer trabajos en otras fincas -nuevamente como jornalero- donde lo contrataban por uno o tal vez dos días a la semana y con el poco dinero que ganaba entones, compraba la comida para él, su esposa y tres de sus hijos, esto en el mejor de los casos, cuando encontraba trabajo, porque de lo contrario, no podían comprar nada para comer. De hecho esa situación se dio en varias ocasiones.
Aun así, Don Eddy no se cruzaba de brazos y durante los días que no encontraba trabajo en las montañas, El -con su idea firme de querer crecer en lo propio- aprovechaba ese tiempo sembrando zacate, para a futuro, tener ganado vacuno. También sembró moras, pero para poder hacer eso, primero tuvo que cortar árboles y hacer un espacio abierto para sembrar. Además, con los árboles que cortó, empezó a producir carbón y postes para venderlos y obtener mejores ingresos destinados al diario vivir y a la vez, invertir un poco en la finca. Con el pasar de los años, la situación económica mejoró considerablemente, sin embargo, la familia fue creciendo también y en 22 años, este matrimonio tuvo 15 hijos, naciendo el último en 1970. Ya para 1990, varios hijos se habían casado y emigrado a otros lugares de Costa Rica. 7 de ellos habían fallecido siendo pequeños por enfermedades que hoy en día son muy fáciles de tratar, pero los hijos que aún vivían en la finca con esposas e hijos, razón por la que el número de integrantes de la familia iban de nuevo en aumento y nuevamente el dinero no alcanzaba para tanta gente... como regresando en el tiempo para llegar al mismo punto de 1953.
Don Eddy, a pesar de talar algunos árboles en el pasado para poder subsistir, siempre tuvo un pensamiento hacia la preservación y un día de tantos dijo con sus propias palabras: “AQUI TENEMOS MUCHO ORO VERDE”, haciendo referencia al bosque hermoso que disfrutamos hoy en día dentro de la reserva. También dijo: “VAMOS A TRABAJAR EN TURISMO, MAÑANA VAMOS DONDE EL VECINO PARA QUE NOS HAGA UN RÓTULO EN INGLES”. Al día siguiente fue con uno de sus hijos y el vecino en un pedazo de papel le escribió: “WELCOME TO THE QUETZAL FARM”. Ese mismo día, el hijo que lo acompañó empezó a hacer el tan anhelado rótulo para colocarlo en la carretera principal. Lo que jamás imaginaron, fue que ese rótulo empezaría a dar frutos inmediatos, ya que tan solo 2 horas después de haberlo colocado, llegaron las primeras dos personas a hacer el tour de quetzales. Por supuesto que no había nada preparado para hacer tours, sin binoculares o telescopio, ni mucho menos un libro de aves para atender a los visitantes debidamente, pero fue así como poco a poco, la gente se fue enterando de que este es un lugar privilegiado para observar quetzales y dio vida así a lo que hoy se llama MIRADOR DE QUETZALES.